lunes, 23 de noviembre de 2009

"De un tiempo a esta parte, y cada vez con más frecuencia, están llegando a las consultas de psiquiatras y psicólogos, y también a las urgencias de los hospitales, casos de personas, en su mayoría jóvenes, que sufren de una especie de caos personal, que a veces les lleva a poner en peligro su vida.

Estas personas se sienten consigo mismas en un casi permanente estado de confusión, como si no tuvieran una identidad propia suficientemente constituida que les sujete en la vida.

Tienen verdaderas dificultades para regular sus necesidades desde sí mismos, por lo cual se encuentran a merced de sus propios impulsos, a los que no saben poner límites. Viven en una permanente inestabilidad emocional, como en una especie de "montaña rusa", de la cual, y esto es lo grave del problema, pueden salir despedidos en cualquier momento.

Intentan combatir su angustia y el miedo que la conciencia de esta situación les produce, aferrándose en una relación "quasi-simbólica" con cualquier persona, grupo, sectas y también con la droga, el sexo, el juego, etc., y siempre de una forma compulsiva.

Son extremadamente sensibles y lábiles, por lo que sus relaciones interpersonales y sus afectos pueden variar de un extremo al otro, incluso varias veces al día, con la consiguiente sensación de inestabilidad y confusión que produce en ellos mismos y en los que le rodean.

Viven pues constantemente en los extremos, pasando de la euforia a la depresión, de la ingenua credulidad a la desconfianza paranoide, del amor al odio, y todo porque su estructura mental no les permite integrar, psicológicamente hablando, los matices, las gradaciones ni las ambivalencias. Es un Todo o Nada.

En momentos de excesiva presión y tensión emocional pueden llegar a descomponerse en la forma de un brote psicótico, que puede ser algo puntual, o el inicio de una descompensación psicótica.

Esta dinámica personal les lleva a cometer, a veces, actos de graves consecuencias. Pueden llegar a robar y a delinquir, pero muchas veces no es más que un torpe intento de sentirse formando parte de un grupo o de una cultura determinada. De nuevo en una desesperada búsqueda de la "identidad perdida".

Algunos sufren de anorexia o de bulimia, organizando su vida alrededor del alimento y utilizándolo como un vehículo de expresión de su propia conflictiva interna y relacional, debido a las dificultades que tienen para tomar conciencia y verbalizar sus necesidades, deseos y temores. Pueden utilizar la comida para "tapar" o "llenar" un sentimiento de falta, de vacío (bulimia), como para expresar su más profundo malestar y rechazo hacia algo o alguien (anorexia).

Los que se "enganchan" a las drogas van a parar a centros de toxicómanos, pero "en voz baja" le confiesan al teraputa que toman la droga para intentar evadirse de su angustia y de su caos personal. Sin embargo, su inestabilidad e incontinencia, suele provocar que acaben siendo expulsados de los tratamientos por repetidas transgresiones de la norma, aumentando esto su sensación de fracaso y de culpa, y generando, por tanto, nuevos y mayores impulsos autodestructivos. Es un círculo vicioso que los tiene atrapados. Esta dinámica psicológica está estrechamente vinculada con un fondo depresivo, el cual se refuerza a medida que la enfermedad evoluciona, lo que hace que muchos de estos enfermos tengan a menudo ideas de suicidio, las cuales llegan a ponerse en acto en un número determinado de casos, aunque sea de forma "accidental" (accidentes de circulación, sobredosis de drogas, contagio de enfermedades víricas, etc.).

Los familiares de estas personas se sienten impotentes y confusos. No entienden qué ocurre, qué están haciendo mal, o qué podrían cambiar con tal de mejorar la situación. Acuden a especialistas en busca de consejo y orientación, pero a menudo la propia urgencia y angustia del problema, así como la ausencia de centros específicos para abordar esta enfermedad en su globalidad, hace que se haga difícil encauzar el caso bajo una dirección terapéutica determinada.

Estos son algunos de los aspectos que caracterizan a estas personas, que al haber sido observados como comunes a una población de enfermos, se han constituido en un síndrome específico que recibe desde la psiquiatría (D.S.M.), el nombre de Trastorno Límite de la Personalidad, y como todo síndrome está sujeto a las diferencias individuales".

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Actividad cognitiva: Superioridad/Inferioridad


Los siguientes párrafos explican el funcionar del sistema cognitivo en la comunicación humana y los factores socioculturales que intervienen en él. La forma en que los grupos se ven regulados frente a la superioridad o inferioridad de sus interlocutores o "adversarios"

La cognición es el primer proceso significativo en la adaptación humana.El mundo que se experimenta es una construcción resultado de mecanismos cognitivos para obetener patrones significativos de un orden externo.La organización interna del ser humano y el ambiente externo interactúan continuamente para producir las estructuras cognitivas que rigen el comportamiento de la realidad socio-cultural, es decir, de representar las relaciones sociales y las cosas.

Esta claro que la distintividad en el procesamiento cognitivo y su aplicación en la resolución de problemas no es indicativo de una superioridad o inferioridad.La inteligencia relativa de los seres humanos esta condicionada a la exposición y acceso socio-cultural y a ejercicios sexo-socio-culturalmente específicos.

Así pues,las diferencias intersexuales e interclases en el procesamiento del pensamiento abstracto, están relacionados también con el grado de participación en la decisión económica, social e ideológica que se otorga a los individuos en términos de la escala estratificada de roles-status, sexo-sociales.Y consecuentemente con aspectos objetivos, como la educación, y subjetivos,como la capacidad de pensamiento critico, ante unas formas de pensar institucionalizadas claramente discriminatorias.

Desde la experiencia de la lingüística, en los procesos cognitivos interviene la acción constructiva de la mente sobre la experiencia cultural y en la interpretación del contexto.Es decir,las relaciones se simbolizan por medio de metáforas que les dan contenido, las cuales proporcionan los modelos básicos de las relaciones sociales, como por ejemplo la dominación, la diferencia y la asimetría.

domingo, 18 de octubre de 2009

No hables, no sientas

Una de las características que identifican a un grupo o persona que está siendo censurada, silenciada o ignorada es el hecho de que siempre ve a los demás por encima de sí mismo. En el siguiente texto se demuestra el por qué las personas, generalmente las mujeres, actúan de esta forma frente a una "fuerza superior".
"¿Alguna vez te has quedado con contenidos guardados por no atreverte a decirlos?. Muchos de nosotros vamos acumulando opiniones no dichas, ideas, pareceres, posturas de límites, expresiones de disgusto, para no parecer "pesados, lateros, conflictivos, quejudos". Esta es una de las características distintivas de quienes se comportan de manera sumisa.La sumisión es la defensa, o el respeto de los derechos de los demás, pero no los propios. Las personas sumisas, muchas veces, están diciendo que sí, cuando quieren decir que no. Otras veces posponen indefinidamente el formular una crítica y, aún peor, no saben poner límmites al comportamiento de los demás, y por sobre todo, les cuesta infinitamente decir que NO!El postergar tantas veces sus derechos en post de los otros los llevan a acumular rabias, frustraciones, sentimientos de impotencia y, con frecuencia, sentimientos de menoscabo personal. Esto no es gratuito, ya que después de un tiempo de ir acumulando contenidos se puede producir la "explosión de la piña". La persona descarga de un momento a otro toda su rabia o resentimiento que ha ido alojando en su interior, y esto lo hace de manera desproporcionada al estímulo que lo gatilló; y descalificatoria contra el "pobre mortal" que le tocó recibir la última gota del vaso.Las personas heridas en el camino pueden llegar a ser muchas, producto de haber recibido injustamente una cantidad de contenidos que la otra persona no se atrevió a decírles antes, o bien, fue a la que le tocó el desahogo final.Estas personas después de haber vaciado impulsivamente sus contenidos se sienten muy mal con ellas mismas. Las consecuencias de estos desahogos o catarsis a costa de otros pueden ser heridas que queden por mucho tiempo dando vueltas en las personas; tanto en la que las emitió como en la que las recibió.Otras veces las sumisión puede llevar a propiciar cuadros depresivos; ya que es tan mala la visión que las personas sumisas tienen de sí mismas, que finalmente se convencen de que "no sirven para nada" y se aíslan de los demás, con un deterioro tanto de la seguridad personal como de la motivación por revertir la situación en que se encuentran"

sábado, 22 de agosto de 2009

Modelos y Silenciamiento














(Extracto del libro: Antropología y Feminismo de
Henrietta L. Moore)

Edwin Ardener fue uno de los primeros en reconocer la importancia del androcentrismo en el desarrollo de los modelos explicativos en antropología social. Ante este hecho, propuso una teoría de "Grupos Silenciado", a tenor de lo cual los grupos socialmente dominantes generan y controlan los modos de expresión imperantes. La voz de los grupos silenciados queda amortiguada ante las estructuras de dominio y, para expresarse, se ven obligados a recurrir a los modos de expresión y a las ideologías dominantes.

Un grupo de este modo abocado al silencio o neutralizado (gitanos, niños o delincuentes) puede considerarse un grupo "silenciado", y las mujeres sólo son un ejemplo entre muchos otros. Según Ardener, el "silenciamiento" es fruto de las relaciones de poder que se establecen entre grupos sociales dominantes y subdominantes. Su teoría no implica que los grupos silenciados permanezcan realmente callados, no que sean necesariamente ignorados por la investigación empírica. Como el propio Ardener señala, el que las mujeres hablen muchísimo y el etnógrafo estudie minuciosamente sus actividades y responsabilidades, no impide que sigan "silenciadas", dado que su modelo de la realidad, su visión de mundo, no puede materializarse ni expresarse en los mismos términos que el modelo masculino dominante.

Las estructuras sociales eminentemente masculinas inhiben la libre expresión de los modelos alternativos y los grupos dominados deben estructurar su concepción del mundo a través del modelo del grupo dominante. Para Ardener, el problema del silenciamiento es un problema de comunicación frustrada. La libre expresión de la "perspectiva femenina" queda paralizada a nivel del lenguaje directo de todos los días. La mujer no puede emplear las estructuras lingüísticas dominadas por el hombre para decir lo que quisieran decir, para referir su visión del mundo. Sus declaraciones son deformadas, sofocadas, silenciadas. Ardener sugiere, por consiguiente, que las mujeres y los hombres tienen distintas "visiones del mundo", distintos modelos de sociedad. A continuación compara la existencia de modelos "masculinos" y "femeninos" con el problema del androcentrismo en los informes etnográficos.

Ardener alega que los tipos de modelos facilitados por los informantes varones pertenecen a la categoría de modelos familiares e inteligibles para los antropólogos. Ello se debe a que los investigadores son varones, o mujeres formadas en disciplinas orientadas hacia los hombres. La propia antropología articula el mundo en un idioma masculino. Partiendo de la base de que los conceptos y categorías lingüísticas de la cultura occidental asimilan la palabra "hombre"a la sociedad en su conjunto -como ocurre con el vocablo "humanidad" o con el uso del pronombre masculino para englobar conceptos masculinos y femeninos- , los antropólogos equiparan la "visión masculina"con la "visión de toda la sociedad". Ardener concluye que el androcentrismo no existe únicamente porque la mayoría de de etnógrafos y de informantes sean varones, sino porque los antropólogos y las antropólogas se basan en modelos masculinos de su propia cultura y para explicar los modelos masculinos presentes en otras culturas. Como resultado, surge una serie de afinidades entre los modelos del etnógrafo y los de las personas (varones) objeto de su estudio. Los modelos de las mujeres quedan eliminados.

Las herramientas analíticas y conceptuales disponibles no permiten que el antropólogo oiga ni entienda el punto de vista de las mujeres. No es que las mujeres permanezcan en silencio; es sensillamente que no logran ser oídas. "Las personas con formación etnográfica experimentan una cierta predilección por los modelos que los varones están dispuestos a suministrar (o a probar), en detrimento de aquéllos proporcionados por las mujeres. Si los hombres, a diferenciasensillamente debido a que la conversación tiene lugar entre semejantes"

Ardner propone una identificación correcta del problema que supera las barreras de la práctica antropológica, para pasar al marco conceptual en el que reposa dicha práctica. La teoría siempre se inspira en la forma de recopilar, interpretar y presentar los datosy, por consiguiente, nunca será imparcial. La antropología feminista no se reduce, pues, a "añadir" mujeres a la disciplina, sino que consiste en hacer frente a las incoherencias conceptuales y analíticas de la teoría disciplinaria. Se trata, sin duda alguna, de una empresa de una envergadura, pero la cuestión más acuciante es saber cómo acometerla.